Poemas

 Cuando el mundo se acabe

Quédate conmigo cuando el mundo se acabe, dame tu aliento, viento fresco, dame refresco. Dame tu lengua sin freno, tu sexo mojado. Dame un solo motivo y sin razón aparente me quedaré a tu lado.

Y quédate conmigo cuando el mundo se acabe, no necesito alicientes o licencias, ni explicaciones, ni permisos del pasado. No necesito verte para quererte porque siempre serás reina y yo seré tu soldado.

Y quédate conmigo cuando el mundo se acabe. ¡Y cuando la luna y el sol se apaguen! Acércate deprisa y bésame despacio. Y quédate conmigo… Porque cuando el mundo se acabe ¡yo seguiré a tu lado!

Demasiado

Demasiado pronto para ser villano y para ser el héroe demasiado tarde. Demasiado difícil el ser un valiente; demasiado fácil el ser un cobarde.

Demasiado viejo para ser santo, demasiado joven para ser diablo, demasiado triste para ir al cielo, demasiado alegre para entrar al infierno.

Demasiado malo para ser un ángel, demasiado bueno para ser demonio, demasiado lento para ser primero y para ser el último demasiado rápido.

Demasiado ancho para ser un río y para ser el mar, demasiado estrecho demasiado oscuro para ser de día, demasiado claro para ser de noche.

Como perro vine, como gato me iré.

Demasiado real para ser verdad.

Demasiado real para ser verdad.

Ella

Me incomoda la idea de que el miedo al fracaso arrincone de nuevo mi destino.

Me gustaría pensar que brilla, que es diferente, que tiene lo que busco, que es todo lo que espero.

Me gustaría despertar de la ceguera del deseo.

Me desmoraliza la idea de que sea lo que sea lo que encuentre, pueda llegar a defraudarme, como el resto de la gente.

Todos los hombres

En el fondo yo quiero ser como todos, a mí también me gustaría, tener sueños, ambiciones y metas, y querer de alguna manera lo que todos los hombres desean.

Todos los hombres quieren que su mujer le quiera, que su madre nunca muera, que su perro le obedezca, que sus hijos sanos crezcan.

Todos los hombres quieren beber café y cerveza siempre que quieran, fumar cuando les apetezca y creerse en lo cierto, con más orgullo que acierto.

Todos los hombres quieren que su jefe le respete o mejor todavía, ser jefe y vecino ejemplar, que las mujeres le sonrían, trabajar de día, dormir de noche. Conducir un flamante coche nuevo y ver pasar el tiempo, ser abuelo, cuidar de sus nietos, creerse bueno, no ir los domingos a misa pero llegado su día poder subir al cielo.

Y en el momento de abandonar el terreno de juego o salir a hombros por la puerta grande, decir que ha sido feliz en la vida para sentirse importante.

Yo ya

Yo ya ni lucho ni decido, ni espero tu amparo, ni lo veo oscuro ni lo veo claro, ni te perdono, ni te olvido.

Yo ya paso de todo, del presente del futuro y del pasado, de todo lo que soy, de lo que seré, y de todo lo que he sido.

Yo ya no tengo motivos, ni para estar triste ni para estar alegre, ni para estar solo ni para seguir contigo, ni parar salir victorioso ni para ser vencido. 

Yo ya respiro por inercia, ni tengo aire ni lo pido, libre o cautivo.

Yo ya no tengo motivos ni para estar muerto ni para seguir vivo.

Busco ruido

Busco ruido, pero solo silencio, silencio como castigo es lo único que encuentro.

Tal vez no merezco lo que consigo, estar muerto o seguir vivo. ¿Pero qué es lo que tengo? ¡Solo tiempo! Y delirios de grandeza, sueños grandes de una sola pieza. Leves esperanzas efervescentes que en el mundo real desaparecen, se desvanecen, se disuelven y me devuelven a la dura realidad sin ilusiones, desnudo sin escudo, desarmado, otra vez desamparado por la ciudad a oscuras de mi ser en ruinas.

Y aunque parezca mentira, no miento, busco ruido es cierto, pero solo silencio consigo, silencio como castigo, amigos. Es lo único que encuentro.